La culpa materna: ¿cómo soltarla y sobrevivir en el intento?

La culpa materna: ¿cómo soltarla y sobrevivir en el intento?

Hay un fantasmita que ronda a muchas mamás 👻. No hace ruidos raros ni te jala las cobijas... Pero aparece cuando menos te lo esperas.

🙃 Cuando resuelves con un snack “de emergencia” porque no llegaste a preparar nada.

🙃 Cuando prendes la pantalla porque necesitas cinco minutos sin escuchar “mamááá”.

🙃 O cuando ves a esa influencer haciendo yoga con su bebé... …y tú apenas pudiste peinarte.

Eso que sientes se llama culpa

Y aunque parezca normal, no tiene por qué quedarse a vivir contigo. Porque aquí no venimos a darte sermones, ni a decirte qué deberías estar haciendo. 

Venimos a recordarte algo, así clarito, sin vueltas: 💛 Estás haciendo lo mejor que puedes. Y eso está más que bien.

Pero… ¿qué es realmente la culpa materna?

Es esa vocecita incómoda que aparece cuando pensabas que estabas haciendo lo mejor que podías. La que te dice: “¿Eso le vas a dar de cenar?”, “¿Otra vez la pantalla?”, “¿Ya no la metiste a clases de ballet?”

La culpa materna se activa cuando hay un desajuste entre lo que crees que “deberías” hacer… y lo que realmente puedes (o necesitas) hacer. 

¿Y sabes qué? Ese “deberías” no nació contigo. Te lo metieron por todos lados: redes sociales, familiares opinólogos, cuentas de crianza “consciente” que parecen salidas de un universo paralelo donde el caos y los imprevistos de la vida no existen. 

¿De dónde viene esa bendita culpa?

Esa vocecita interna que te dice “no estás haciendo suficiente” viene de muuuchos lados:

◾ Modelos imposibles: Madres en redes que cocinan galletas en forma de dinosaurio sin que se les quemen, peinan a sus peques como si tuvieran salón en casa y viven en casas que huelen a lavanda. Spoiler: eso es contenido curado. No la vida real.

◾ Expectativas culturales: La “buena madre” debe estar siempre feliz, disponible 24/7, con paciencia infinita y con la casa impecable. JA.

Falta de tribu: La maternidad se vuelve más pesada cuando la cargas sola. Porque sí, se necesita red: alguien que escuche sin juzgar, que te eche la mano o que simplemente te diga “yo también pasé por eso”.

◾ Y como cereza del pastel... el sistema: Un mundo que no entiende que cada maternidad es distinta, pero la exigencia está ahí para todas: Sé zen. Sé productiva. Sé perfecta. Sé organizada… ¡Uy sí, con todo gusto! 🙃

Trucos caseritos para soltar la culpa (sin varita mágica)

✅ Dile adiós al mito de la “mamá perfecta” 

Spoiler: no existe, ¡y qué alivio!

El primer paso para soltar la culpa es dejar de correr detrás de una fantasía. Ese ideal de mamá que cocina todo casero, tiene la casa siempre ordenada, la paciencia de un monje tibetano y jamás le expuso a su peque a las pantallas… no existe. 

Y sin embargo, muchas sentimos que si no alcanzamos ese estándar, estamos fallando. 

Para reflexionar

👉  ¿De dónde viene esta idea de que debo llegar a todo? 

👉  ¿Qué estoy intentando demostrar (y a quién)? 

👉  ¿Y si bajo la vara tantito? ¿Qué cambia?

Ninguna mamá lo hace todo bien todo el tiempo 🧡. Y eso no te hace menos… te hace humana.

Sé tan amable contigo como lo eres con tu peque

Sí, la autocompasión también es una herramienta de crianza. 

Esa voz que te repite “la regaste”, “otra vez no llegaste”, “qué mala madre”... no te está ayudando. Y lo peor: ¡ni siquiera es tu voz! Es una mezcla de expectativas externas que se colaron sin que te dieras cuenta. 

Cambiar el diálogo interno toma práctica, pero empieza por algo simple: hablarte como le hablarías a una amiga. ¿Le dirías a otra mamá lo que te dices a ti? Seguramente no.

Ejercicio exprés

👉 Escribe una frase que te repitas cuando sientes culpa. 

👉 Piensa en qué le dirías a una amiga mamá que dice eso de ella misma. 

👉 Ahora léelo en voz alta, pero dirigido a ti. Así, con ternura, con empatía, sin juicio.

No necesitas más exigencia. Necesitas más apapachos. 

No eres tu peor día. No eres ese berrinche que no supiste calmar. Eres todo lo que haces cada día con amor, con sueño y ese café recalentado más de cinco veces.

Búscate una “tribu”

La maternidad se hace más facilita cuando se comparte. 

Criar sin tribu es como correr una maratón con pantuflas. El camino se hace más largo y difícil. Lo que necesitamos no es más exigencia, sino más redes: personas que escuchen, que abracen sin juzgar, que digan “a mí también me pasa”. 

Y no, no siempre tienes una tribu a tu alcance… pero la puedes comenzar a construir una de a poquito. En el kinder, en el parque o en los comentarios de una marca que te acompaña (como Mongui Foods 😎). 

Aquí no se exige perfección. Aquí celebramos si lograste que probara el brócoli al décimo intento. 

Celebremos las maternidades reales, sin glitter

Ser mamá no debería sentirse como un examen en el que estás siempre a nada de reprobar. Ya hay suficiente caos, llantos y noches sin dormir como para que encima tengas que cargar con la culpa. 

Así que si hoy hiciste lo mejor que pudiste (aunque eso haya incluido pantallas, cena improvisada o un suspiro al cielo)… está bien. 

No se trata de hacerlo perfecto. Se trata de estar. Con amor, con paciencia (cuando hay) y con un corazón que late fuerte por esa criaturita que, a pesar de todo, te mira como si fueras lo máximo. 

💛 En Mongui, te abrazamos en el caos. Sin glitter, pero con snacks reales y compañía sincera.

Que todo no salga perfecto, va. Pero que el snack sí esté bueno, eso sí. 🫶 

Conoce por aquí nuestras recetas reales, sin cochinadas ni letras chiquitas.